El jamón cocido, del bueno


Para conocer el mejor jamón cocido hay que saber leer entre líneas.

El jamón cocido, como el curado, tiene un lenguaje propio. Y lo que nos dice entre las líneas de sus vetas blancas es fundamental para conocer la calidad del jamón. Hay cuatro reglas que, con un mínimo de práctica, permiten reconocer el jamón cocido elaborado de forma tradicional.
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EL JAMÓN ES JAMÓN, NO PALETA
No se tiene que confundir con la paleta cocida, elaborada con la extremidad delantera del cerdo con más tejido nervioso y, por lo tanto, una textura menos tierna, melosa y refinada.
TIENE LA TEXTURA DE LA CARNE COCIDA
Fibrosa pero no artificialmente esponjosa. Es una buena señal que las lonchas no sean demasiado consistentes: al tirar de las lonchas, se tienen que romper de forma irregular, siguiendo las delimitaciones de los músculos.
ESTÁ HECHO DE UNA SOLA PIEZA
Una loncha de jamón de aspecto uniforme y sin grasa, casi perfecta, es síntoma que se ha elaborado con trozos de diferentes jamones. En un jamón como es debido, de una pieza, se ven claramente los músculos, las vetas finas de grasa y diferentes matices de color.
ES PURO, SÓLO TIENE SABOR A JAMÓN
Al degustar un buen jamón cocido, hay que descubrir sólo el sabor natural de la carne cocida. Un sabor delicado, refinado: un sabor excesivo señala la posibilidad que se hayan utilizado aditivos.
EL JAMÓN ES JAMÓN, NO PALETA
No se tiene que confundir con la paleta cocida, elaborada con la extremidad delantera del cerdo con más tejido nervioso y, por lo tanto, una textura menos tierna, melosa y refinada.
TIENE LA TEXTURA DE LA CARNE COCIDA
Fibrosa pero no artificialmente esponjosa. Es una buena señal que las lonchas no sean demasiado consistentes: al tirar de las lonchas, se tienen que romper de forma irregular, siguiendo las delimitaciones de los músculos.
ESTÁ HECHO DE UNA SOLA PIEZA
Una loncha de jamón de aspecto uniforme y sin grasa, casi perfecta, es síntoma que se ha elaborado con trozos de diferentes jamones. En un jamón como es debido, de una pieza, se ven claramente los músculos, las vetas finas de grasa y diferentes matices de color.
ES PURO, SÓLO TIENE SABOR A JAMÓN
Al degustar un buen jamón cocido, hay que descubrir sólo el sabor natural de la carne cocida. Un sabor delicado, refinado: un sabor excesivo señala la posibilidad que se hayan utilizado aditivos.

UN CORTE PARA CADA JAMÓN


Cada jamón tiene una personalidad y unas características propias. Para poder apreciar todas sus cualidades, recomendamos valorar los siguientes cortes.

VIRUTA GRUESA


Gracias al proceso de ahumado natural con madera de haya se obtiene un aroma sutil y se intensifica el sabor. Ideal para hacer un corte manual con un cuchillo de unos 3mm y degustarlo al estilo lacón.

REBANADA GRUESA


La cura en el proceso de fabricación y la larga maduración en su elaboración permiten tener un jamón ideal para degustarlo con una rebanada fina de 1mm de grosor. La auténtica esencia de un jamón cocido artesano.

DADOS


Cortado en dados y pasado por la plancha, con un toque de calor, se intensifican las notas de hierbas provenzales, obteniendo una tentación irresistible para el paladar. Ideal para consumidores.

REBANADA FINA


Por su gran calidad y su pureza en el aroma se recomienda rebanarlo bien fino (1mm de grosor) y disfrutar de su sabor meloso. Digno de los paladares más exigentes.

ROLLITO


Su elaboración artesana y el hecho de no contener fosfatos se consiguen todos los valores naturales de la carne. Rebanado a 2mm de grosor se obtendrá una textura muy suave y agradable al paladar.